miércoles, 1 de diciembre de 2010

Filipenses 2: La humillación y la grandeza de Cristo

1 Así que, si Cristo los anima, si el amor los consuela, si el Espiritu está con ustedes, si conocen el cariño y la compasión, 2 llénense de alegría viviendo todos en armonía, unidos por un mismo amor, por un mismo espiritu y por un mismo proposito. 3 No hagan nada por rivalidad o por orgulllo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. 4 Ninguno busque únicamente su propio bien, sino tambien el bien de los otros.
5 Tengan ustedes la misma manera de pensar que tuvo Cristo Jesús, 6 el cual: Aunque era de naturaleza divina. no insistió en ser igual a Dios, 7 sino que hizo a un lado lo que le era propio, y tomando naturaleza de siervo nació como hombre. Y al presentarse como hombre 8 se humilló a si mismo, y por la obediencia fue a la muerte. a la vergonzosa muerte en la cruz. 9 Por eso, Dios le dio al más alto honor y el más excelente de todos los nombres, 10 para que, al nombre de Jesús, doblen la rodilla todos los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, 11 y todos reconozcan que Jesucristo es el Señor, para honra de Dios Padre.

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